La activación conductual (AC) es un tratamiento basado en los análisis conductuales que Ferster realizó sobre la depresión entre los años 60 y 70 del pasado siglo, siendo Lewinhson el autor que primero sistematizó y ensayó los programas conductuales basados en el concepto de reforzamiento positivo, en poblaciones adolescentes con depresión clínicamente significativa. Olvidada durante años, el interés en la AC resurgió de la mano de Neil S. Jacobson y sus colaboradores que entre los años 1996 y 1998, publicaron un magnífico estudio de desmantelamiento sobre la terapia cognitiva de la depresión de Beck, que demostraba que la AC sola tenía un impacto mayor que la terapia cognitiva sola, y que su eficacia era similar a la de la medicación antidepresiva. Posteriormente entre 2006 y 2008, Sonja Dimidjan y su equipo, replicaron y extendieron los hallazgos de Jacobson et al en un gran ECA realizado en la Universidad de Washington. Hopko y sus colaboradores extendieron también con buenos resultados la AC al tratamiento de la depresión en pacientes con cáncer.
Recientemente en la revista Behavior Modification, Mairs, Lovell, Campbell y Keeley (Mairs, H., Lovell, K. Campbell, M. y Keeley, P. (2011). Development and pilot investigation of behavioral activation for negative symptoms. Behavior Modification, 35 (5), 486-506) han publicado un pequeño estudio piloto con 8 pacientes que cumplían criterios diagnósticos para esquizofrenia y mostraban marcados síntomas negativos medidos según la SANS. Los resultados mostraron que había una importante tasa de adherencia al tratamiento AC, de retención en el estudio, y de resultados positivos iniciales al final del tratamiento. Aunque los resultados son alentadores, se requieren estudios mejor controlados con mayor número de sujetos y controles adecuados; sin embargo este estudio preliminar muestra que la adaptación de la AC a esta población es factible.
El estudio puede encontrarse en el enlace http://bmo.sagepub.com/content/35/5/486.