Organismos internacionales y nacionales han expresado la necesidad de potenciar en la red de atención a la salud mental las acciones dirigidas tanto a seleccionar y divulgar las prácticas con efectividad demostrada como a facilitar su implementación.
En la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud (2006) se recomienda el uso de Protocolos y Guías de Práctica Clínica para reducir la variabilidad injustificada, adecuar el gasto y mejorar la continuidad asistencial y se señala como uno de los puntos críticos "la ausencia de plataformas y entornos virtuales donde los científicos puedan compartir y consolidar de forma segura y eficiente, datos y conocimientos".
Se hace así necesario marcar una línea de acción que facilite a los agentes implicados en la salud mental el acceso a información relevante, a conocimientos y a herramientas que posibiliten incorporar las mejores prácticas a la atención de las personas que padecen un trastorno mental.